Fuente: (http://www.bicentenario.bo/2.php)
La ciudad de las ideas
revolucionarias de 1809 revive con el mismo ímpetu, casi 200 años
después, para seguir escribiendo la historia de Bolivia desde sus
calles, museos y templos. |
La imagen de la ciudad adquirió
un renovado aspecto, producto de la simbiosis entre un pasado de enorme
significación histórica y un presente esperanzador por las miradas que apuntan a
un futuro de trabajo y desarrollo.
Hoy, cuando los ojos se fijan en la Casa de la Libertad, como templo de la
nacionalidad pero también de la identidad sudamericana, uno se transporta a los
tiempos en los que jóvenes ideas brotaban en las calles señoriales para virar la
historia y sentar las bases de una Bolivia justa y sin sometimientos.
Vecina de una obra monumental del cristianismo, la Catedral Metropolitana, y del
primer Palacio de Gobierno en Bolivia, la Prefectura del Departamento, la Casa
de la Libertad se constituye en el núcleo de la Manzana Histórica, que reúne
también a infraestructuras de gran trascendencia como la Universidad de San
Francisco Xavier de Chuquisaca, la Facultad de Derecho, la Alcaldía Municipal de
Sucre y la iglesia de San Miguel.
La Recoleta, donde se fundó la ciudad de La Plata, se erige en lo alto con la
sagrada protección de dos supremos centinelas, los cerros Sica Sica y
Churuquella. Desde ese balcón, junto a los pintorescos arcos y bajo el huso
horario del sol —testigos mudos del pasar de los años— se observa el progreso de
la capital, pero también se escriben historias secretas de amor.
En el otro extremo de la geografía sucrense, el castillo de La Glorieta aún
guarda en sus pasillos los resabios de un principado que el Papa León XII
reconoció por las obras de caridad de Don Francisco Argandoña y Doña Clotilde
Urioste. Esta obra resume diferentes estilos arquitectónicos, como el mudéjar,
el neoclásico, el barroco y el neogótico.
El pasado de entonces se articula con atractivos turísticos recientemente
descubiertos. Las huellas de dinosaurio, con 65 millones de años de antigüedad,
atrapan la atención de propios y extraños en las canteras de Cal Orck’o, el
yacimiento paleontológico más grande del mundo, con cerca de 5.000 pisadas de
290 diferentes animales prehistóricos.
En este ambiente, en el que los aires pretéritos de la revolución se conjugan
con la fuerza de las ideas de renovación, alrededor de 300.000 almas viven
intensamente su rol de articuladores sociales, políticos y económicos, en una
nación diversa y rica en valores y naturaleza.
QUÉ SUCEDIÓN EL 25 DE MAYO DE 1809?
El grito Libertario del 25 de Mayo de 1809, estuvo asomándose por la Audiencia
de Charcas desde principios de año, cuando algunos líderes sociales se
convencieron de que debían luchar contra la realeza española. Meses más tarde,
el pueblo comenzaría a gestar las ideas emancipadoras.
Jueves 25 de mayo. El “abogado de los pobres” cae detenido y la gente se
alborota con el aviso desesperado del heroico ciudadano: “¡Me están llevando
para ahorcarme!”. Esta fue la voz exaltada de Jaime Zudáñez, quien en enero ya
había protestado por la pretensión de la princesa Carlota de Borbón de anexar
Charcas a la corona del Brasil.
El hecho cala hondo en los alrededores de la Plaza 25 de Mayo, principalmente en
las aulas de la Universidad de Charcas.
Esa mañana, los ánimos habían comenzado a caldearse desde muy temprano; la
población, íntimamente, quizás percibía la magnitud de los acontecimientos que
sucederían esa histórica jornada.
En los corrillos de la magna Universidad se incubó la rebelión. Los estudiantes,
seguidos por el pueblo, exigieron la liberación de Zudáñez y la renuncia de
Ramón García Pizarro, presidente de la Real Audiencia y gobernador de Chuquisaca.
“Y sucedió lo que quería y esperaba que sucediese; alborótese el pueblo, de por
sí levantisco y en la ciudad hubo gran movimiento de gente que acudía a la plaza
principal y a la Audiencia. Muchos se subieron a los campanarios y comenzaron a
echar a vuelo las campanas; otros prendían fogatas en las calles.
Desde la Audiencia disparaban cañonazos y descargas de fusilería para amedrentar
pueblo. Pizarro ordena la libertad de Zudáñez, pero ya el pueblo se había
amotinado y atacaron la Audiencia y tomaron preso a Pizarro; salió éste
escoltado por la muchedumbre y conducido por los revolucionarios. Nadie salió
herido, no se derramó una gota de sangre”, relata Gabriel René Moreno.
Como símbolo vivo de ese glorioso episodio de la historia, en lo más alto de la
iglesia de San Francisco continúa en pie la Campana de la Libertad, cuyos ecos
retumban en silencio cada 25 de Mayo.