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Teresa Bustos de Lemoine |
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Hija de Lorenzo Bustos de Aldave y Evarista Salamanca Foronda. Madre de Victorino Fortunato de Lemoine Bustos;Francisco de Paula Manuel de Lemoine Bustos; Hipolito de Lemoine Bustos; Joaquina de Lemoine Bustos; José Eulogio de Lemoine Bustos Realmente, son muchos los ejemplos de las verdaderas mujeres patrióticas, tal como el de doña Teresa Bustos de Lemoine, viuda acaudalada, a quien le confiscaron todos sus bienes y fue condenada al destierro con sus nueve hijitas, obligándola a atravesar el páramo de Lagunilla; esta mujer al escuchar su sentencia dijo: “¡La aurora de nuestra felicidad acaba de nacer, para disiparla es menester constancia, no puede haber patriotismo si renunciamos a esa virtud; triunfaremos!” |
Esposa de
José Joaquín Lemoine con quien se había casado en 1805, tuvo también una
participación activa en el movimiento, vendiendo incluso todas sus joyas para
comprar pólvora y armas. Al descubrir Nieto la actuación de Teresa Bustos,
confiscó sus bienes y la desterró a Lagunilla en compañía de sus otros cinco
hijos aún pequeños y allí fue enviada a prisión.
Fue liberada tras los triunfos del Ejército del Norte y se incorporó de lleno a
la revolución. Derrotadas las fuerzas patriotas en Vilcapugio y Ayohuma, Teresa
Bustos mantuvo el contacto entre los patriotas a través de un sirviente mudo al
que cosía los informes en los forros de la ropa. Fue nuevamente encarcelada,
condenada a muerte y forzada a presenciar la ejecución de sus compañeros. Se
dilató la ejecución de su sentencia y cuando finalmente le fue conmutada ya
había perdido la razón, muriendo al poco tiempo, en 1818.
Heroína de la Independencia boliviana. Nacida en el seno de una influyente
familia, se entregó con férvido entusiasmo a la causa de la Independencia en
aras de la cual sacrificó sus bienes. La tradición la rodea de gran belleza
física y entereza de espíritu. Condenada a vivir en Lagunillas, caminó hasta
este lugar a pie y medio desnuda en compañía de sus nueve hijos. Al abandonar el
destierro vistió el uniforme militar y luchó como soldado en el Alto Perú (1809)
hasta caer prisionera. Sometida a consejo de Guerra, fue condenada a la pena de
muerte, que le fue conmutada, pero al serle comunicado en su prisión el indulto
había perdido la razón a causa de sus muchos sufrimientos. A su muerte, ocurrida
poco después, sus hijos recibieron ayuda pública.