la ambigüedad revolucionaria Alto Peruana

Martín Miguel Güemes Arruabarrena
Salta República Argentina

Nacido en la ilustre ciudad de Chuquisaca, en la ciudad de los cuatro nombres (Charcas, La Plata, Chuquisaca, Sucre), en el Alto Perú (actual Bolivia), el 18 de Septiembre de 1788 (en la jurisdicción del Virreynato del Río de la Plata, Intendencia de Potosí). De familia distinguida y pudiente, hizo sus primeros estudios en su ciudad natal, que era entonces un importante centro cultural, educativo, político y administrativo; al terminar estos estudios, ingresó en la prestigiosa Real y Pontificia Universidad de San Francisco Javier (creada por los jesuitas), donde se recibió de Bachiller (1.XII.1805), ingresando posteriormente a la Academia Carolina (23.X.1807), en la cual se licenció en Leyes (11.V.1811). Cursando los estudios universitarios en un ambiente convulsionado por los sucesos revolucionarios: la rebelión de Tupac Amaru (1780), las invasiones inglesas (1806 - 1807), y la irrupción violenta de Napoleón Bonaparte a la península ibérica (1808), se comprometió activamente en el movimiento libertario e independentista que estalló en Chuquisaca (25.V.1809) y la Paz (16.VII.1809).

 La violenta represión realista en ambas ciudades, y el pronunciamiento de la Junta de Mayo en el Río de la Plata (25.V.1810), lo cuentan entre los más decididos patriotas. Situación que se motoriza militarmente al ingresar el ejército auxiliar de las intendencias arribeñas, en el territorio Alto peruano.
La victoria de Suipacha (7.XI.1810), abre un período de entusiasmo inédito en las filas patrias, y de desbande en las realistas, que se frustra por la ineficiencia del mando político y militar porteño, al actuar ideológicamente y sin conocimiento de la idiosincrasia popular.

La lamentable actuación de Castelli y Balcarce, acarrea la derrota de Huaqui. Como consecuencia de la derrota es ocupado nuevamente el Alto Perú por las fuerzas realistas. Serrano, como tantos otros, es perseguido, debiendo emigrar a Tucumán, y más tarde a la ciudad porteña donde se radica.

Conformada la Asamblea del Año XIII, sus compatriotas, también emigrados como él, lo eligen diputado, allí comienza a destacarse por sus altas dotes intelectuales. Interviene decididamente en la política porteña donde goza de gran prestigio y al estallar la revolución de abril de 1815 fue elegido miembro de la Junta de Observación en la cual sobresale por sus conocimientos jurídicos; le encomiendan la redacción del Estatuto Provisional que ordenaba la reunión del Congreso Constituyente en la ciudad de Tucumán.

De la Independencia Suramericana a la independencia de Bolivia

Elegido nuevamente por los emigrados de su país diputado al mencionado Congreso, en representación de Chuquisaca (que cuenta con cuatro diputados), tuvo allí la ocasión nuevamente de destacarse como una de las personalidades protagónicas, por su conocimiento jurídico y político, adquirido con la experiencia y el prestigio que supo capitalizar en esos años difíciles. Por ello, fue electo secretario del Congreso en compañía del doctor Juan José Paso. Después del discurso de Belgrano en la sesión secreta del 6 de Julio, crea el libro de actas de estas fundamentales sesiones.

 (…) Cuando los debates comenzaron en el mencionado cuerpo, Serrano participa activamente en ellos, destacándose en el liderazgo que ejerce desde entonces en nombre de toda la diputación altoperuano. ("Genealogía - Hombres del Nueve de Julio", Buenos Aires, 1966)
El Doctor Leoncio Gianello señala que fue quien más empeño manifestó, en prestar ayuda a las intendencias de su país (ocupadas reiteradamente por el enemigo), y que el discurso que pronunció el 19.IV.1816, fue una de las más elocuentes manifestaciones de su vocación libertaria, cuyo extracto llena casi íntegramente las páginas de "El Redactor" dedicada a la sesión mencionada (Gianello Oc. "El Redactor" nº 3, p.24, 25 y 26).

Fue sin lugar a dudas quien redactó el acta de Proclamación de la Independencia y también vertió su contenido a los idiomas indígenas (Quechua y Aymará), como lo dice en una de sus cartas a Narciso Dulón, Secretario de la Gobernación de Tucumán, en el Gobierno de Bernabé Aráoz (9.X.1823), en la que se defiende del cargo de deslealtad, imputado por el General Español Pedro Antonio de Olañeta (quien tendría sus razones en esos años, para acusar a Serrano). En su contexto, al citar sus títulos y méritos como revolucionario, dice: (…) "hecha por mí", suscripta por mí como diputado, autorizada por mí como Secretario". Palabras que certifican una paternidad que es indudable. ("El acta de la Independencia y el Manifiesto de las Naciones. Quiénes fueron sus redactores" por José Torres Revello, en la Revista de Historia de América del Instituto Panamericano nº 4 de México, 1938).
Contrariamente a lo que podría presumirse, no compartió con sus compañeros norteños y alto peruanos, la restauración incásica como forma de gobierno." (Dice: Raúl Molina, Oc. Pág.177/180)) Lo que demuestra la posición ambigua que va tejiendo Serrano en aquellos años de residencia en Buenos Aires, y su amistad con el poder porteño, y con sectores regionales propensos a minimizar el papel aborigen en el pasado y presente de Nuestra América.

(…) La apasionada esperanza en la legendaria monarquía que sostenían firmemente casi todos los representantes de las provincias del Norte, luego de los discursos de Belgrano del 6 y del 26 de Julio, tuvo en el diputado Pbro. Manuel Antonio de Acevedo (por Catamarca), a su principal defensor, y cuando en la sesión del 5.VIII.1816, el Presidente José Ignacio Thames (por Tucumán) dio su apoyo a la candidatura del Inca, por el viejo principio de derecho, de la restitución al poseedor de aquello que ha sido despojado por la violencia, y, cuando el Dr. Pedro José Miguel Aráoz se propone se votara la forma de gobierno en primer término, pués le parecía impertinente determinar la dinastía, cuando aún no se había tratado la forma de gobierno, es decir, "que precediese el establecimiento de las leyes al nombramiento de las dinastías" fue cuando Serrano, contra la opinión de sus coterráneos se opuso terminantemente a la mencionada restauración, fundándose en cuatro razones poderosas, que obligaban a rechazarla, la primera: el ejemplo de la rebelión de Pumacagua en el Cuzco con idéntico propósito y con los conocidos resultados; segunda: los males que se derivaban de la regencia que interinamente debía establecerse; tercera: por las divisiones entre los aspirantes al Trono capaz de provocar sangrientas luchas; y cuarta: por las dificultades que importa la creación de la nobleza o cuerpo intermedio entre el Pueblo y el Trono.". (Dice: Raúl Molina, Oc.)

Este punto de vista de Serrano fue rebatido por los diputados Sánchez de Loria y Malabia (por Charcas), curiosamente "El Redactor" no recoge sus argumentos, expresando solamente que "no se juzgó suficientemente discutida la materia para que recayese sobre ella sanción inmediata (nos dice: Gianello Oc.).
Comenzaba la prensa porteña a desconocer argumentos favorables a una integración continental, a borrar con el codo lo que escribían los congresales con su intuición suramericana.
Serrano formó parte de casi todas las comisiones que trataron temas jurídicos o de carácter declarativo, así fue miembro de la Comisión redactora del Manifiesto de la Independencia conjuntamente con el Dr. Pedro José Medrano y Tomás Sánchez de Bustamante, que según el Director Supremo Dn. Juan Martín de Pueyrredòn debía ser "una satisfacción al Universo" (en términos que nos suenan arquitectónicos, matemáticos). Sin dudarlo, atribuye - Pueyrredòn - a Serrano la paternidad del documento. ¿Integraba Serrano la Logia Lautaro, en ese tiempo? Sabemos que años después, será uno de los más conspicuos miembros de la Logia boliviana, que provocó el enfrentamiento entre liberales y absolutista en el campo realista, permitiendo esa desunión la independencia de Bolivia.

Uladislao Frías nos ha dejado un retrato literario del diputado Serrano, nos dice: (…) Elocuentísimo, insinuante y ameno en la confidencia, audacísimo en los consejos y predispuesto a la acción, cualquiera fuese el peligro que hubiese de arrostrar… no bien se le franquearon las puertas del Congreso el encanto de su palabra le hizo su favorito… Fue el primer orador de aquella asamblea y la cabeza más nutrida y cultivada que tuvo. ("Trabajos legislativos de la primeras asambleas argentinas de la junta de 1811 hasta la disolución del Congreso en 1827", Bs. As., 1882-1889, dos tomos)
El Doctor Leoncio Gianello ha trazado su retrato físico: (…) Era delgado, de rostro fino, enmarcado por larga patilla oscura. Despejada la frente y de rasgos regulares. Pulcro en su atuendo, contrastaba la blanca camisa de alto cuello volcado con levita negra que era su habitual indumentaria.".

Participó activamente en la redacción del Estatuto Provisional con sus colegas Sáenz, Medrano y Anchorena, que despacharon el Proyecto el 22.XI.1816, que tanto disgusto ocasionó a Pueyrredòn por cercenarle sus facultades ejecutivas. Formó parte también de todas las comisiones que trataron la Constitución que se sancionó en 1819 y era el Vicepresidente del Congreso en esa oportunidad. Constitución que no gozó de buena acogida entre los Caudillos litoraleños y las masas federales.

Renunció a su banca el 17.IX.1819, la que fue aceptada por las razones que expuso. A mediados de Octubre de 1819, partía en compañía del General Marcos Balcarce a Tucumán en misión secreta del Congreso. En el trayecto una partida gaucha los apresó en jurisdicción de Santa Fé, conduciendo detenido a Serrano, enchalecado con tiras de cuero crudo y conducido a presencia del caudillo santafesino Estanislao López. Algunos historiadores afirman, que fue ante el entrerriano Francisco Ramírez, que se encontraba en Santa Fe. Pudo recobrar su libertad, y llegar a Tucumán, donde se radica. En esta Intendencia, gobernada por el Cnel. Bernabé Aráoz, fue designado Secretario y asesor del Caudillo tucumano. Aquel que fundara la República del Tucumán, y lograra frustrar el Plan Sanmartiniano de Libertad Continental. Al negar y oponerse por la fuerza, al apoyo que brindaban Bustos e Ibarra al Gral. Martín Güemes para poder avanzar sobre Potosí, sobre el Alto Perú. Algunos historiadores apuntan, que en esos años fue auditor y Secretario del Gral. Antonino Fernández Cornejo (Gobernador de Salta, después del asesinato de Güemes, el 17.VI.1821), y que influye (dada su amistad secreta con Casimiro Olañeta, sobrino y secretario del Jefe de la Vanguardia Española) para que se firmara el indigno armisticio de Salta (al decir de San Martín), entre Olañeta y Cornejo. Lo cierto es que Serrano trabaja con Araoz, Cornejo y Olañeta en contra de Güemes, consecuentemente con los hombres que en el actual Norte Argentino estaban en connivencia con el frente realista. Los resultados concretos, de ese complot, fueron: la desintegración del Virreynato del Río de la Plata, la separación del Alto Perú.

Como prueba de esta actitud - entre 1822 y 1825 - Serrano mantiene nutrida correspondencia y relación, con Dámaso de Uriburu, Zorrilla, Arenales y Casimiro Olañeta, todos ellos coordinados por un Pequeña Logia, que logra la independencia de Bolivia. Bajo el designio: ni con Lima, ni con Buenos Aires. Todos respondían a la voz del amo, al poder secreto que movía los hilos: la masonería británica.
Fue designado Ministro plenipotenciario en Buenos Aires (1.VI.1824); luego de sus funciones, al ausentarse, como una prueba más de su ambigüedad,
expresó su gratitud por los servicios recibidos y muy particularmente por la conducta noble, generosa y franca del Congreso que dictó la ley del 9.V.1825 sobre las libertades de las provincias del Alto Perú a decidir su destino, sin tutelas ni protectorados

Este Congreso (donde la influencia de Rivadavia, era notable) corrobora el abandono criminal que realizara el poder porteño y sus seguidores provincianos, a los heroicos guerrilleros altos peruanos, y a las milicias salto - jujeñas, en su lucha denodada por la libertad e independencia continental.
(…) Trasladado Serrano a Chuquisaca, es elegido diputado a la Asamblea Constituyente que se instala el 10.VII.1825 y que designa a Serrano su Presidente, quien con el diputado Casimiro Olañeta, fue el primero en ocupar la tribuna sosteniendo con energía la declaración de la Independencia de Bolivia, y firma el acta de la solemne declaración que la erigió en nación soberana el 6.VIII.1825, primer aniversario de la batalla de Junín. Colaboró muy singularmente en establecer las prácticas parlamentarias desconocidas entonces, en la redacción de reglamentos y resoluciones." (Dice: Raúl Molina, Oc.)

La citada asamblea constituyente, el 10.VIII.1825, aprobó una ley disponiendo que el nuevo estado se llamara República de Bolívar (a pesar de que el Libertador se opusiera tímidamente, a que abandonaran la jurisdicción del Río de la Plata). Este nombre fue cambiado después por el de Bolivia, y a la ciudad de Charcas, La Plata o Chuquisaca, su tierra natal, le agregaron el cuarto nombre Sucre, el verdadero hacedor militar de la victoria de Ayacucho. Fue iniciativa de Serrano, la permanencia del Gral. Antonio José de Sucre en el país. Reemplazando el poder supremo vitalicio de Bolívar, el Protector…

Como Presidente de la Asamblea de 1825, le tocó proclamar la República de Bolivia, siendo el diputado más distinguido del cuerpo, y el redactor del acta de Independencia.

Fue Presidente de la República, como autoridad de reemplazo interino del Gral. Ballivián, desde el 30 de Junio hasta el 9 de Octubre de 1839, y volvió a asumirla en la época del Gral. Juan Miguel Velasco por dos años. Ministro de la Corte, que sustituye a la Audiencia de Chuquisaca, cuando se crea la Corte Suprema de Justicia (6.VII.1827), es designado su primer presidente en 1830.
Entre las obras escritas que dejó, significativas por cierto, se cuenta la "Oda al General Santa Cruz", y una biografía del General José Ignacio de Gorriti, su compañero y amigo en el Congreso de Tucumán, que firmara con el seudónimo J.O. Rosaner.

 Los restos del hacedor de la independencia boliviana, descansaron por algún tiempo en la Capilla de Pitancorilla, que estaba ubicada en una finca de su propiedad, en el epitafio escrito ¡por él mismo! Rezaba: "Extinguióse la luz de su vida, alumbrando su patria querida".
Más tarde sus restos se trasladaron al Panteón de Hombres ilustres de Bolivia, en Sucre. Su retrato fue colocado por ley nacional en la Corte Suprema con esta inscripción: "Bolivia reconocida a sus distinguidos magistrados".
Nuestro país, que es tal por no atrevernos a ser una Nación (como mandato de futuro, tal como afirma el acta fundacional: Independencia de las Provincias Unidas Sudamérica), le debe un reconocimiento intelectual por esta autoría, aunque también debemos expresar: que la firma de ambas independencias, es una expresión cierta de su secreta ambigüedad política.

Quienes están en los misterios de la historia, saben las razones profundas de esta posición separatista, adoptada por el Dr. José Mariano Serrano en los últimos años del sistema colonial en Suramérica.