Dr. Antonio Dubravcic Luksic
Socio de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre.
Socio correspondiente de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de
Santa Cruz
La guerra federal, coincide con el paso entre dos siglos, representó un cambio
radical del eje de poder político, social y económico, aunque no determinó un
cambio en la estructura de quienes lo detentaban. Coincidió también con uno de
los momentos más difíciles de la relación entre la élite urbana y las masas
indias.
Varios factores explican la confrontación que en los hechos fue una guerra
civil. Por el desgaste de los gobiernos conservadores tras casi 20 años de
administración, a ello se sumó la popularidad creciente de los liberales, que
estaban cansados de esperar una transmisión pacífica en el mando de la nación y
por que habían sufrido más de una vez la manipulación de los resultados
electorales en manos de los conservadores. Finalmente la realidad socioeconómica
de Bolivia mostraba un desequilibrio de los centros de decisión.
La Paz fue durante todo el siglo XIX la primera ciudad de Bolivia y
frecuentemente sede de los gobiernos nacionales (comenzando por el Mariscal
Andrés de Santa Cruz). Su dinámica como ciudad se vería muy pronto respaldada
por el nacimiento de la economía del estaño que desplazó el eje Potosí - Sucre
al eje Oruro - La Paz. La caída de la plata trajo consigo el debilitamiento de
la influencia de los viejos caudillos conservadores: Arce, Pacheco y sus
colaboradores más allegados.
A este contexto debe sumarse la presión por el establecimiento de un país
federal que tuvo algunos antecedentes destacados, como las ideas de Lucas
Mendoza de la Tapia en Cochabamba a mediados de siglo, el movimiento de los
igualitarios de Ibáñez en Santa Cruz (1874-1876) y las varias propuestas de
llevar el gobierno a La Paz realizadas por los paceños en el período
conservador.
La realidad sin embargo era otra, el federalismo fue una bandera coyuntural
mediante la cual se inflamó el sentimiento regionalista del poderoso
departamento de La Paz para justificar la rebelión, aunque no es menos cierto
que algunos de sus propugnadores creían genuinamente que el federalismo era la
mejor solución para Bolivia.
En la sesión del 13 de noviembre, el parlamentario Abel Iturralde argumentó:
“La Paz no acepta otro trato que no sea el que le corresponde por sus
condiciones económicas y comerciales, y por el tamaño de su actividad. De nada
nos sirve el llamado gobierno central, a cuya acción benéfica estamos dispuestos
a renunciar en aras de un cuerpo autónomo con leyes propias que mejor se adapten
a nuestros fines”. En la sesión del 15 del mismo mes, la Bancada paceña en
pleno presentó el Proyecto de Ley Federal, donde Bolivia cambiaria el nombra a
“Unión Federal Boliviana”.
El Senador por Chuquisaca Cnel. José Manuel Pando, protagonista central de esta
historia, dijo: “Aunque sea cruel, las grandes paginas de la humanidad han
sido escrita por las puntas de las bayonetas”. Era el líder del partido
Liberal y miembro de la Junta Federal Paceña. Sabedor de la simpatía por la
causa federal en la Nación, con astucia diseñó la consigna federalista.
El ejército boliviano decidió destituir a todos los jefes y oficiales paceños.
Lo mismo se hizo en la administración pública. Se Habló de un escarmiento “a
los separatistas paceños”.
El estallido formal de problema se dio el 18 de noviembre de 1898 cuando el congreso reunido en Sucre después de un áspero debate proclamó la ley de radicatoria que exigía al Presidente su presencia permanente en la capital de la República, precisamente como respuesta a la exigencia paceña. La brigada de La Paz que había pedido sin éxito la reunión de un congreso en un punto “neutral”, Cochabamba, para discutir el tema sin presiones, decidió abandonar la ciudad de Sucre en señal de protesta. Fue el rompimiento de lanzas entre el norte y el sur. En el Ínterin, el 6 de noviembre de 1898 un gran mitin reunido en la plaza de armas paceña, exigió el federalismo y el 14 se creó un comité federal presidido por el jefe de los liberales José Manuel Pando, quien irónicamente como senador por Chuquisaca votó a favor de la aprobación de la ley de radicatoria. |
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El 12 de diciembre se formó en La Paz una junta federal de gobierno, integrada
por José Manuel Pando, Serapio Reyes Ortiz y Macario Pinilla que había
renunciado al ministerio de Instrucción del gobierno de Alonso. La declaratoria
de guerra estaba hecha |
El escenario de la guerra civil se enmarcó básicamente en los departamentos de
La Paz y Oruro y algunas provincias de Potosí y Cochabamba. Aquí hay que
detenerse en la decisión de Pando de aliarse con los indios aimaras de la
región. El pacto entre Pando y Pablo Zárate Willka, marcó un hecho sin
precedentes en la historia republicana. La alianza estuvo probablemente sazonada
por compromisos reivindicatorios para los indios que habían sido
sistemáticamente despojados, como consecuencia de la legislación de 1880, pero
estaba claro que respondía a un interés específico y militar por parte de Pando.
Entre enero y abril de 1899 se desataron acciones con la presencia de masivos
contingentes indígenas, fueron decisivos para el triunfo de los federales. En
las provincias Inquisivi, Aroma, Carangas, Chayanta, Tapacarí y Ayopaya,
hicieron un cerco con bloqueos y ataques que diezmaron el ejército de Alonso.
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El ejército constitucional mejor equipado que el federal, desaprovechó a
principios de enero de 1899 la oportunidad de atacar La Paz antes de la llegada
de un contingente de armas y pertrechos negociados en Lima por Claudio Pinilla,
quien tras renunciar a su cargo de embajador se transformó en gestor de los
federales y adquirió 1.500 rifles Mannlincher, 500 carabinas Winchester, medio
millón de proyectiles y 1.200 uniformes.
Primer crucero - masacre de Ayo Ayo
El 24 de enero de 1899 en Cosmini, Pando gran estratega militar, derrotó a
Alonso en la llamada batalla del primer crucero (en Chacoma donde cruzan los
caminos a Luribay y a Ayo ayo), 250 efectivos de los batallones Abaroa y
Vanguardia avistaron un convoy constitucional con pertrechos del batallón 25 de
Mayo y el Escuadrón Sucre, que se dirigían al encuentro de las tropas leales,
fueron interceptados por “las tropas de Pando y una numerosa indiada”. El
intercambio de disparos concluyó con la violenta explosión de un carro cargado
de munición que precipitó la fuga y derrota de los alonsistas.
Los heridos en el combate de Cosmini se quedaron en Ayo Ayo. Al atardecer, más
de un centenar de comunaríos rodearon el pueblo, tomaron la plaza principal y el
hostigamiento a los heridos que se encontraron refugiados en el templo.
El pueblo de Ayo Ayo parecía tranquilo, de pronto comenzó el alarido de los pututus de los federalistas de Willca, destruyeron y saquearon todo lo que encontraban a su paso. Incluso rompieron la puerta del templo, masacrando a sus ocupantes. El cura Fernández de Córdoba salió al atrio con un crucifijo pidiendo en nombre de Dios la paz. Los indios llevaron al cura hasta la plaza y allí le amputaron una pierna, le cortaron el pecho, le arrancaron el corazón y se lo comieron. |
Los curas José Rodríguez y José Gomes sacados también de la iglesia fueron
picados a machetazos. ¡Tres curas muertos!
Cuando todo terminó el templo parecía un matadero y el pueblo un cementerio.
Melitón Sanjinez, herido en una pierna, recibió, en pleno rostro, la punta de
una picota. Murió instantáneamente. Félix Morales, en cambio, fue mutilado, le
quitaron sus pies y sus manos. Luego lo remataron degollándolo. Víctor Betancour,
Ismael Roncal, Eladio Fiengo y Eulogio Selvas, fueron colgados boca a bajo en
las vigas del Templo de Ayo Ayo. Con cortes de cuchillo, fueron vaciados sus
intestinos. Quedaron como animales faenados.
Al respecto el historiador Alfredo Jáuregui Rosquellas, relata el episodio de
esta cruenta guerra fratricida de la siguiente manera: “Con rumbo al sur, en
carretera desatentada y confusión inmensa, cual correspondía a la inmensa
significación del desastre, atravesaban la llanura los vencidos, los heridos,
los salvados que al encontrar asilo, que creyeron seguro, en la casa de Dios, en
el pueblo de Ayo-Ayo iban a hallar el ara del martirio siendo sacrificados en
forma infernalmente bárbara, diabólicamente horrorosa, crispantes por su saña y
refinamiento de crueldad. Y allí a la luz crepitante del incendio y al rumor
tumultuoso de la muchedumbre alcoholizada y excitada por el vaso de la primera
sangre vertida, fueron descuartizados, desmembrados, quemados clavados a los
muros, degollados como bestias de sacrificio 27 jóvenes del escuadrón simbólico,
que pagaron con la flor de su vida en el error de un ideal extraviado en el
tortuoso camino del mas engaño”.
La masacre de Mohoza
Pero el hecho más estremecedor de la guerra federal se produjo en Mohoza y no
tuvo que ver con el enfrentamiento entre federales y constitucionales. El
escuadrón Pando de los federales llegó al pueblo de Mohoza bajo el mando de
Arturo Eguino. Los abusos y excesos de los oficiales contra los pobladores
dieron pie a la intervención de una hueste indígena comandada por el caudillo
Lorenzo Ramírez. Tras rodear a los militares a la salida de Mohoza, Ramírez
logró de manera increíble desarmar a la tropa. Los soldados fueron invitados a
comer y a beber con los indígenas. Se les pidió dejar sus armas como señal de
paz y confraternización. Los soldados accedieron ingenuamente. Ya en la noche en
el templo de la localidad, al igual que en Ayo Ayo. En la madrugada del 1ro de
marzo los 130 efectivos del escuadrón Pando fueron vejados, torturados y
asesinados salvajemente en uno de los episodios más horrorosos de toda nuestra
historia.
Segundo crucero
El 10 de abril de 1899 en las inmediaciones de Paria (Oruro) se produjo la
batalla decisiva llamada del segundo crucero (por haberse desarrollado en el
llamado crucero de Copacabana donde se juntaban y hacían cruz los caminos hacia
Lequepalca y hacia Caracollo). Con la presencia de las fuerzas indígenas de
Zarate Willka, el ejército de Pando (1.820 efectivos y un cañón denominado "Walaycho")
enfrentó al ejército de Alonso comandado militarmente por el Gral. Julián María
López (1.966 efectivos con seis cañones y cuatro ametralladoras).
Los indios protegieron a los federales y provocaron el primer ataque de un
escuadrón de a caballo que abrió fuego. En más de cuatro horas de enfrentamiento
sin cuartel, en el que se destacaron con virulentos ataques el batallón Murillo
de Pando y en la defensa desesperada el batallón Alonso de los constitucionales,
los federales derrotaron definitivamente a las fuerzas del sur. Casi 4000
combatientes protagonizaron la batalla que dejó un saldo de cerca a 1.000
víctimas entre muertos y heridos.
El Ejercito Federal se vio en serias dificultadas al comienzo; en especial
con los cañones y ametralladoras que manejaban los mercenarios comandados por el
chileno Anabalón. En un grave error el Escuadrón Alonso avanzo imprudentemente y
se mezclo en lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo, anulando la acción de las
ametralladoras que habían parado de disparar para no matar a sus propios
colegas. La muerte del mercenario argentino, Coronel Campos, fue determinante
también en desorden de la artillería de Fernández. Los Federales comenzaron a
tomar control de la contienda, ayudados por la defección de los escuadrones
Sucre y el Aroma. Pando luchaba con éxito en primera línea. Finalmente El
ejército Federal había ganado la batalla y la guerra.
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Los sobrevivientes del Ejercito Constitucional huyeron a Oruro, con la idea de
rehacerse y resistir. A las 8 de la noche entraron en Oruro, Alonso entro al
palacio e hizo tocar llamada, pero más de 1.500 bajas entre muertos y heridos
era demasiado. Aconsejado por su gente huyo a Chile en ferrocarril; en compañía
de su esposa, no sin antes dejar orden a su banquero para entregar 15.000
bolivianos para atender a los heridos. Firmo también el último decreto,
traspasando el Mando a Rafael Peña. Como se puede apreciar fácilmente, en el
trasfondo de esta guerra estuvo el movimiento indígena que se
independizó muy pronto del control de los federales para actuar por
cuenta propia |
Como se puede apreciar fácilmente, en el trasfondo de esta guerra estuvo el movimiento indígena que se independizó muy pronto del control de los federales para actuar por cuenta propia. Zarate Willka, bautizado “el temible” por la prensa, buscó un gran levantamiento del altiplano y valles que reivindicara a los indios y organizara una nueva sociedad. Si bien los objetivos no están claramente explicados, el reclamo secular agudizado por los abusos de las dos últimas décadas a partir de las leyes de ex vinculación, llevaron las cosas al punto de la explosión. Si Pando usó a Willka y sus huestes, éste aprovechó la alianza para desplegar un poder que en condiciones normales no habría podido organizar nunca. Las acciones indígenas contra tropas federales pusieron en alerta a la junta y se inicio la represión. Los hechos de Ayo Ayo, Mohoza, la insurrección de Peñas, la amenaza de un cerco sobre Oruro en febrero y marzo de 1899 y las acciones de sublevación en más de una veintena de localidades en tres departamentos del país
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Para la guerra federal en 1898, Pando hizo esta promesa formal al Cacique Pablo
Zárate Willka, jefe de los indios aymaras: |
Pablo Zárate “Willka”, recibió la propuesta de José Manuel Pando mediante la
esposa de este, Carmen Guarachi oriunda de Sica Sica. Esta intermediaria hizo la
ofrenda de coca a la Pachamama y convenció a los indios de las provincias
Omasuyos, Pacajes, Sica Sica e Iquisivi para iniciar el hostigamiento a los
Conservadores.
El temible Willka entonces, organizó y dirigió al Ejército Aymara, que fue un
conjunto de pequeñas unidades con poderosas masas humanas Quechua y aymaras.
El Temible Willka había demostrado valor, don de mando y dureza en acciones
verdaderamente exitosas comandando a miles y miles de indios.
El 12 de abril Pando entró triunfal a Oruro acompañado de Pablo Zarate, en medio
de una impresionante multitud en la que se mezcló su ejército con los hombres
del caudillo indio.
El 22 de Abril de
1899, Zarate y su estado mayor fueron hechos prisioneros en Sicasica, con lo que
se desbarató la cabeza del movimiento que fue reprimido y disuelto sin
contemplaciones. Así se cerró uno de los momentos más dramáticos del
enfrentamiento entre la elite de poder y la mayoría aimara y quechua del país.
Al día siguiente el Cnel. Pando envió un telegrama a la Junta Federal informando
los pormenores de la batalla y su sangrienta victoria. Hemos tenido muchas
bajas, las bajas del enemigo son mayores y el triunfo completo y definitivo.
Sírvanse manifestar al pueblo de La Paz que se han cumplido los compromisos
contraídos el 16 de diciembre de 1898. Para los sucrenses la perdida de la
capital era peor que perder el pacifico.
El 14 de abril, la Junta de Gobierno decreto: Articulo Primero.- La ciudad de La
Paz es la Capital de la República. Artículo Segundo.- El próximo 6 de agosto se
reunirán en esta ciudad las altas corporaciones judicial y administrativa, con
el mismo personal que actualmente funciona. Firmado por Serapio Reyes Ortiz y
Macario Pinilla.
Pando no pensaba igual. Respondió en un telegrama: “Expedir decreto de cambio de
la Capital de la República, seria declarar otra guerra civil. (…) Declinó el
honor de ser parte de la Junta de Gobierno. Soy jefe del Partido Liberal que me
impuso deberes”. Esta respuesta hizo crisis en el mando paceño y disolvió la
Junta Federal. En ese momento La Guerra Federal, se trasformo en la Revolución
Liberal. O la Guerra federalista trucha.
La crisis entre paceñistas y Pando se resolvió con el acuerdo de convocar a una
Convención en Oruro para: reconstituir los poderes públicos, tratar tema Federal
y la localización de la capital.
El 20 de octubre de 1899 se reunió La Convención Nacional. Luego de casi 2 horas
de deliberaciones, Pando fue elegido Presidente. Debatió entre otros dos
importantes tema: 1) El asunto de la capital, el mismo que después del debate
fue archivado, por no existir consenso. 2) El federalismo, este tema fue de
amplio y acalorados debates. No pudiendo ponerse de acuerdo y estando parejas
las fuerzas, se decide por la votación, la cual dio un empate (El 100% de la
representación cruceña voto por el federalismo).Tocaba Pando como Presidente
dirimir el la paridad. Pando vota en contra. El federalismo también es
archivado... “para una nueva legislatura”.
¡Este fue el grandioso final de la guerra Federal trucha!
HOMENAJE A LOS CAÍDOS EN COSMINI Y AYO AYO
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El monumento levantado en el Cementerio General de Sucre en homenaje a los 27
héroes de la batalla de Cosmini – Ayo – Ayo es una obra magnífica que invita a
la reflexión, cómo valientes chuquisaqueños entregaron sus vidas por la
reivindicación de los derechos de la tierra que los vio nacer. |
BIBLIOGRAFIA
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Velásquez A Julio César. “Acerca de la capitalidad de la República de Bolivia”.
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Túpac Katari Sucre 2002
Condarco Morales Ramiro “La Guerra Federal” Cimientos de Chuquisaca Soboce La
Paz 2001
Loayza Joaquín;”Los derechos de la Capital de Bolivia como asiento de los
órganos del poder publico de Bolivia” http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com
Sánchez S, Gonzalo “Breve historia de la Guerra Civil (1898-1899) http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com/
Limpias F. Javier ¿Guerra Federal? www.portalchuquisaca.8m.com