Guerra del Chaco

“BOQUERÓN” HEROICO Y ABANDONADO

 

Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, 20 de agosto 2015

 

Proyecto fílmico esperado ansiosamente por quienes amamos la historia patria y profundizamos los eventos de esa guerra fratricida entre dos pueblos que jamás departieron relación alguna.

La generación de mi tiempo estuvo saturada de anécdotas de la guerra en el Chaco Boreal, relatadas por los ex combatientes familiares que conmovidos contaban los actos heroicos, las vicisitudes sufridas, también los hechos vergonzantes de deserción y emboscada, cobardía, culpabilidad, y ciega violencia de los directores del aquel drama que pronto se convirtió en una tragedia, nacional y americana.


Víctor
Ustariz


Tomás Manchego


Manuel Marzana

Luego de asistir a la exposición del film “Boquerón”; admirar y aplaudir a sus gestores, particularmente a su director Tonchi Antezana, intelectual de renombre, por asociación llegaron a la memoria conocidos actos de valentía, la imagen del capitán José Parrilla, la figura de Ustaris, Manchego, Marzana, sobre todo la del Capitán Antonio Salinas Crespo comisionado por el Comandante para oficiar de “Parlamentario” cuando se concluyeron las municiones dentro del fortín, pasados los 21 días de fragoroso combate.

El héroe nombrado relató a su familia que una vez detenidos los disparos y levantadas las banderas para negociar un final de honor, los paraguayos recogieron al Cap. Salinas en automóvil, cuan cerca aproximaron sus líneas de abastecimiento logístico, le vendaron los ojos y le portaron hasta la carpa donde se alojaba el Comando. Un fuerte olor a café fresco y cigarrillos perfumó sus sentidos y liberada la mirada del vendaje, las autoridades del Comando enemigo le invitaron café y cigarrillos. Quien no había recibido café, cigarrillos, agua ni comida por muchos días, no aceptó la invitación en gesto viril de dignidad humana. Más tarde tuvo otro gesto similar. Luego de sufrir la prisión de tres años, contrajo matrimonio con doña Jael Moreno Montero, colaboro con Gualberto Villarroel, fue detenido en julio del 46 y deportado a la frontera. General Comandante de la VII División, cada aniversario patrio convocaba al pueblo al Juramento a la Bandera nacional. En el tiempo del MNR, le ordenaron desde la presidencia que también exija juramento no sólo a la bandera también al partido, orden totalmente rechazada por el héroe; en castigo Víctor Paz E ordenó su jubilación. Esa la estirpe de los héroes de Boquerón.  

Al ver la actuación del médico en Boquerón, recordé las páginas heroicas de la Medicina en la Guerra del Chaco con médicos, sanitarios, camilleros, todos grandiosos y olvidados héroes; y miles y miles y miles de jóvenes bolivianos que ofrendaron su juventud y su vida dando honor a la historia de la Patria, sublime ejemplo y valeroso mensaje, crucificándose estoicamente en esa inenarrable contienda. Es bueno saber que en ese pretérito, la medicina nacional disponía apenas de la clásica morfina para aliviar el dolor en la agonía, sin sueros, sin sangre, sin antibióticos ni remedios definidos para evitar la muerte causada por heridas de proyectil, graves inflamaciones digestivas, insolación, sed extrema e inanición, sin disponer de quirófano, ni internación,  alejados de los centros médicos; combatiendo en terreno agreste, caminando apenas entre espinos, balas mortíferas y arenales resecos; sufriendo la inclemencia de los calores chaqueños, o bien congelados por inaguantables surazos.

A propósito de “Boquerón”, encuentro un documento de contexto. Alberto Cornejo Solis, director de un periódico, recibe en Cochabamba un cable telegráfico con el siguiente tenor, fechado el 10 de octubre de 1932. Procedencia La Paz, Nº 2466, “Noticias propaladas paraguayas aseveran soldados toman Rojas Silva, Agua Rica, Ramírez, carecen verdad. Fortín Corrales hace tiempo fue evacuado por falta absoluta de agua. Todos ataques enemigo durante día de hoy nuestras posiciones Yujra, fueron rechazados. Demás sectores sin novedad. Elio declina Plenipotenciario Argentina. Nueva lista heridos Boquerón, soldados:  Manuel Ugarte, Clemente Tarcuri, Rómulo Cruz, Vicente Parra, Bacilio Alberto,  Alfonzo Vaca, Ignacio Valle, Leandro Castañón, Cayetano Fernández, Santiago Guarayo, Carlos Pizarroso, Pedro Salazar, Ramón Llanos, Apolinar Marcelino, Carmelo Apaza, Cristóbal Balderrana, Juan Segundo Mamani, Aniceto Gómez, Jesús Salazar, Nicasio Calderón, Wenceslao Tala, Cándido Morales, Hilarión Astete, Gerónimo Pigresa, Enrique Aldana, Faustino Huanca, Modesto Licita, Eulogio Rocha, Alberto Llanos, Sebastián Bolivia, Juan Nieto, Cirilo Mejía, Ricardo Morales, Fernando Balderrama, Vicente Chavarría, Manuel Escobar, José Marca, Jacinto Choque, Roberto Gómez, Juan Gonzales, Ignacio Román, Juan de Dios Méndez, Benito Aranillo.  Corresponsal.”

Transcurridos ocho meses y preparándose para ingresar al teatro de la guerra, desde Oruro, escribe una carta a la familia: “Oruro. 18 Julio 1933. “Que terribles son las consecuencias de esta guerra, aquí hay familias que verdaderamente se van muriendo de hambre y sin embargo la patria no se acuerda que han quedado sin sostén y sin pan. Y el pueblo está cansado de esta guerra. Ya no tiene esa locura y entusiasmo de antes; por ejemplo, la partida del 124 ha sido en extremo dolorosa; ya nadie vivaba ni cantaba, todo era llorar y cuando partió el tren la multitud se agarraba a los vagones gritando y así tuvo que salir el tren más de una cuadra; era algo que partía el corazón y cuando el convoy tomó más velocidad, las madres, las hijas y hermanas corrían gritando y no se conformaban a dejar partir a los seres queridos; la estación parecía una casa de muerte donde todos lloraban a gritos, habían pequeñuelos que se arrastraban por los suelos llorando al padre que había partido, madres que andaban de rodillas pidiendo por el hijo que la patria les quitaba para la muerte; jamás he visto un cuadro más trágico y triste. Y pensar que tanto dolor y tanto sacrificio será en vano. Por lo demás, no hay novedades fuera de la lucha en Gondra, parece que nos va yendo bastante mal”. Luego, el ingreso al Chaco. Tupiza, Villazón, Tarija, Villa Montes, Samayhuate, Cururenda, Ballivián, Campo Jurado, Tezén, Cañada Trinidad, Cañada Cochabamba, Campo Santa Cruz, Cañada Strongest, el Carmen, Capirenda, Carandaití, Defensa de Villamontes. Ese el recorrido guerrero del ser familiar que más quiero en mi vida. Alberto Cornejo Soliz. Tres años de cruenta guerra marcaron para siempre la existencia de los héroes de Bolivia, y del Paraguay.

Hoy se sabe que en Boquerón, fueron 600 combatientes bolivianos contra 12 a 14 mil paraguayos. En desigual combate, la mortalidad paraguaya fue de cuatro mil bajas entre muertos y heridos; en cambio las bajas bolivianas fueron menos de 150, todos muertos. 400 sobrevivientes. Mantuvieron la posesión del fortín durante 21 días. Finalmente, sin municiones y en estado de extenuación absoluta, parlamentaron sin rendirse, fueron llevados presos a Asunción. Cuando el pueblo paraguayo observó la marcha de los prisioneros, fue tal la afectación de la miseria humana expuesta que el odio popular se tornó milagrosamente en compasión, en lástima y en amor. 

Imposible describir tal sufrimiento en ninguna opción fílmica posible, más, Tonchi Antezana logra casi la perfección en el relato. Describe el encuentro circunstancial de cuatro soldados de la composición humana nacional envueltos en la amistad y el peligro de muerte, cavando trincheras y departiendo emociones juveniles, cuatro soldados con sus evocaciones y nostalgias que culminan con heridas mortales y el deceso sin retorno al seno familiar del hijo, del hermano, del padre amado, ausente para siempre; retornaron algunos, heridos de cuerpo y de alma, y muchos enajenados de la mente, extraviado el sentido racional de la vida.

Antezana logra lo imposible, humaniza el terrible evento de sangre desencadenado por fuerzas ciegas, criminales, que el destino apuró con fatalidad en ambas lados de las trincheras de heroicos combatientes.

Muertos a la intemperie, heridos sin auxilio, sedientos y hambrientos al límite de la extenuación, prosiguieron la lucha. “Subordinación y Constancia” ordena Marzana. ¡Viva Bolivia! Responden con bronca voz los patriotas. ¡Qué película pergeñó, dirigió y realizó Tonchi Antezana! ¡Qué dirección magistral! ¡Cuánta riqueza de contenido y exposición!

Aprendí que Huascar Bolívar, otro artista de valores relevantes compuso bellísimo fondo musical y adaptó a la instrumentación de la orquesta y al coro cantado en guaraní que ofrece profundidad emotiva a las graves circunstancias existenciales. La excelente actuación de los protagonistas, la ambientación genuina, la imparcialidad temática, el desarrollo fílmico, las reflexiones que induce el relato, el heroísmo manifiesto de todos los comprometidos, la absoluta veracidad trabajada, la proyección educativa exaltante de nuestros valores nacionales, todo, todo confluye a realzar el éxito de la obra artística.

Valoramos, reitero, la trascendente dirección, la calidad del guión humanizado, el patético pero constructivo mensaje histórico expuesto con bondad y nobleza. Frente a la envidia e inquina de ciertos críticos de espíritu, carentes de jerarquía intelectual  y valores morales, cuya mención no merece comentario alguno, salgo por los fueros de Tonchi Antezana que apuró el grave compromiso de trabajar el drama de Boquerón en imagen sublimada y de actualizar, para el provecho de las nuevas generaciones presentes y futuras, un episodio de valor épico sublime, actualmente muy poco comentado y, casi intrascendente en la agenda educativa del espíritu cívico nacional.

Gracias Tonchi por tu regalo, todos vertimos lágrimas al sentir el dolor humano y espiritual que trasciende tu hermosa  película. Al término, de pie, aplaudimos largos minutos. Luego, el grueso de espectadores quedó sentado, conmovido, en elocuente silencio. Lograste mucho más que los numerosos escritos y oratorias de historiadores y maestros expertos; lograste abrir el corazón de los bolivianos que llorando aman a la Patria. Mereces la presea más distinguida, el Cóndor de Los Andes, un prolongado abrazo y un beso en tu noble testa. ¡Felicidades!