Francisco Ríos
"El Quitacapas"

Don Gunnar Mendoza Loza emblemático historiógrafo e investigador, realizó un memorable prólogo para la edición de los documentos de la causa seguida contra Francisco Ríos “El Quitacapas”, líder del pueblo humilde en la primera noche de la Gesta Libertaria del 25 de Mayo, por su alto valor informativo y anecdótico.
El Quitacapas, nacido en Rio de Janeiro entre 1772/1775, mulato, mujeriego, guitarrista, tahúr y ladrón, en 1809 tras robar una mula en Potosí, llegó a la Plata acompañado de la “jucucha”.
El 25 de mayo de 1809 hallábase jugando y bebiendo chicha donde las “coheteras”, con los diez pesos que obtuvo por la mula, cuando las campanas de la ciudad tocaron a rebato, salió de la chichería a ver qué pasaba y rápidamente encabezó a la plebe que apedreaba la casa pretorial del presidente de la Audiencia exigiendo la libertad de Jaime de Zudáñez.
 

 Esa noche dirigió al populacho y también en otras acciones. A un oficial le arrebató su sable y se apoderó de una capa de grana mientras su dueño apedreaba la casa de Pizarro. Como “jefe de la plebe” y “principal caudillo” excarceló a todos los presos.

La ubicación del protagonista relativamente a los bandos en pugna en el conflicto, no se hace clara. La revolución del Alto Perú se escudó con cálculo táctico ya bien estudiado bajo la consigna paradójica de “Viva Fernando VII” para lo oficial, como en otras colonias hispanoamericanas, y Ríos es una pequeña pieza más dentro del juego equívoco del momento. Por ínfima que sea la talla individual y social del protagonista; por mediterráneo que sea el sitio del escenario, por poco expresivo que sea el estilo curialesco del expediente  la figura del Quitacapas trasciende de estas áridas páginas con rasgos que perfilan netamente una individualidad propia

Recibió del Arzobispo Moxo la suma de 4.000 pesos para repartir entre el populacho, el 3 de junio presentó al Arzobispo una petición de seis puntos a favor del bajo clero, a los que Moxo se avino en su totalidad; el 9 de junio dejó la ciudad con salvoconducto otorgado por el Regente de la Iglesia estuvo brevemente en La Paz muy cerca del 16 de julio, en que se volvió a Oruro. El 12 de febrero de 1810 se le instruyó causa criminal y fue trasladado a La Plata, cuando debía de ser trasladado a Lima, en la noche del 10 de noviembre, la noticia del desenlace de la batalla de  Suipacha dio lugar a un alboroto, en que obtuvo su soltura. Preso nuevamente en Potosí, ofreció sus servicios a Castelli, pero a comienzos de 1811 volvió a ser detenido en La Plata, tras su ultima declaración, no pudieron hallarse testigos que le acusaran El Fiscal M.M. Urcullu recomendó devolverle la libertad a condición de que dejará La Plata, su huella se pierde Vida y carácter típicos de una época  de aflojamiento de los resortes sociales tradicionales

Biografía

Querejazu C. Jorge “Primera gesta libertaría de 1809
Barnadas J. Diccionario histórico de Bolivia T.22; 751 Sucre  Bolivia
Alcaldía Municipal de Sucre Próceres de l Independencia